lunes, 29 de enero de 2018

Crónica de un paseo por IKEA en Europa

Homenajeamos al recientemente fallecido Ingvar Kamprad, fundador de IKEA, con el recuerdo de una visita a la tienda en la ciudad de Sindelfingen, Alemania. 



Por Yamila Garab para ArquiNoticias

A media hora de auto desde Stuttgart está Sindelfingen, pequeña ciudad donde funciona la principal fábrica de Mercedes Benz en Alemania, donde tuve oportunidad de visitar en 2010 una muy nutrida tienda IKEA, la cadena fundada por el sueco Ingvar Kamprad, quien falleció el sábado 27 de enero a los 91 años. Pasé por allí cuando viajé para exponer mis productos en Berlín, y visité a una amiga que vive en un pueblo muy cerca de allí. A pesar de ser una sucursal casi de provincia, recorrerla es una experiencia más que interesante para cualquier diseñador: un gran mall con todo tipo de productos, desde juegos de living completos hasta cucharitas de café, y un piso entero por cada rubro del hogar. 



Una de las cosas que me llamaron poderosamente la atención es el criterio que existe allí de hacer visibles para el público las virtudes de un producto y las pruebas de calidad que muchas veces quedan puertas adentro de una fábrica. Por ejemplo, en una vitrina en que se mostraba el famoso sillón Poäng, del diseñador japonés Noboru Nakamura, dos brazos robotizados empujaban tanto el respaldo como el asiento para testear in situ su resistencia y flexibilidad. De esta manera, se exhibía algo que las fábricas de muebles suelen hacer pero jamás llega al conocimiento del público: que el mueble en cuestión no sólo se arma y desarma, o que viene con distintos estampados, sino que también es resistente, duradero y de buena calidad material. 



Otro caso digno de mención es el de un papelero de polipropileno con broches tipo "snap" que se exhibía en tres instancias de su ciclo útil. En primer lugar, apilados en su formato plano, como para ser almacenados sin ocupar lugar tanto en una fábrica como en una tienda, y de donde se podía retirar uno de la pila para llevarlo y comprarlo. Al lado, un cesto ya armado en situación de uso, y en tercera instancia, una pared con el producto exhibido para mostrar su forma de cilindro facetado con un plano de corte (lo cual permitía apoyarlo sobre la pared) y los colores disponibles.



Así, el concepto de un objeto de diseño se exhibe para que el usuario lo perciba en forma integral. Es una forma de potenciar el valor de un producto, explicar sus cualidades intrínsecas, mostrar sus virtudes y, por supuesto, alentar la venta. Así se cierra el círculo completo desde la idea hasta su destino final: la casa del usuario.












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